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ciníochas...

“Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad”. H.G. WELLS

Pareciera ridículo hablar de un tema que está por demás hablado, pero que no por eso deje de existir. Solemos escuchar del racismo que se vive en Nuestra América, en el mismo EUA que parece tomar más fuerza ahora que el candidato presidencial, el sr. Trump se interesa demasiado en nosotros los mexicanos, los mexicolombianos o hasta los puertomexicanos.


Si nos vamos a la definición más sencilla de racismo y que cito directamente de Google, podremos entender a donde me dirijo con esto, la cual es: “Ideología que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o un país”.


Por lo tanto podría decirse que una forma sencilla de discriminación es segregar a un grupo de personas por su origen latino. Una de las razones por la cual se votó a favor del Brexit fue precisamente eso, el no estar de acuerdo en que tantos extranjeros vivieran en el Reino.


Tengo ya la fortuna de tener cinco meses viviendo “en el otro lado del charco”; específicamente en Dublín, en la República de Irlanda y he podido ver una forma diferente de discriminación a lo que estamos acostumbrados.


Lejos está ese forma caciquista de “poner a los indios a trabajar”, aunque no parezca acá es distinto y a veces duele más porque no todos quieren verlo. El irlandés es un ser humano diferente, conocidos últimamente por su forma peculiar de vivir la fiesta del fútbol en la Eurocopa.


Les encanta festejar con cerveza (la Guinness su orgullo nacional) todo lo que tengan a su alcance, a veces sobrepasan la línea del alcohol, pero lo interesante es como hacen los festejos; si tú vas al centro de la ciudad podrás ver un poco de todo pero realmente pocos pubs tradicionales donde puedes pasar la noche.


Los irlandeses se aíslan, o más bien aíslan a los extranjeros, viven en grupos lejos de la demás sociedad, tienen lugar de conveniencia donde solo asisten ellos, no les gusta su ciudad porque está lleno de extranjeros, etc.


Al final de cuenta viven en el constante olvido de las otras nacionalidades, incluyendo la británica a la cual no quieren para nada; a veces, aunque la vida es mejor para quienes venimos de América se vuelve complicada en aspectos como el trabajo porque ahí se denotan sus preferencias.


Por desgracia esta es otra forma de segregación, pero maquillada con San Patricios y mucha suerte.


Nos seguimos leyendo.



JAAR







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