Calvino y su Cosmovisión Política
Calvino, el reformador francés, quien fue consejero, pensador, teólogo y servidor público en la ciudad de Ginebra allá por el siglo XVI postulo la doctrina de la separación de la iglesia y el estado, pero no de la religión y el estado. Puesto que Dios es soberano, Calvino afirmo que Él debe gobernar sobre la iglesia y el estado, y las dos entidades religiosas son respaldadas por la autoridad de Dios, aunque las dos estructuras son organizaciones distintas. La iglesia al ayudar a los creyentes a madurar nutre al estado produciendo ciudadanos modelo; de esta forma la iglesia y estado se auto corresponden.
La teoría política de Calvino incluye una distinción entre iglesia y estado, controles y balances en el poder, y la sumisión ciudadana al estado, y la responsabilidad del estado frente a Dios.
La iglesia de Ginebra estaba gobernada por un cuerpo representativo, el consistorio. Nueve pastores, elegidos por las diferentes congregaciones, eran los de mayor envestidura; la iglesia estaba representada por doce ancianos y cuatro ejecutivos, quienes eran elegidos democráticamente por todos los miembros de la iglesia. El voto era un derecho adquirido y se respaldaba con buena conducta y participación en la iglesia.
Calvino tenía la visión donde juntos el estado y la iglesia son colocados por Dios para proteger al pueblo.
La visión de Calvino respecto a la relación de la iglesia y el estado no es ni Erastaniana ni eclecentrica, puesto que los dos esquemas niegan la reciprocidad. Erastus propuso la noción de que la iglesia es un brazo del estado, tal como lo planteo Henry VIII en el Acto de Supremacía. En una ecleciocracia, sin embargo, el estado es un brazo de la iglesia. Los oficiales de la iglesia, usando las instituciones del estado, dirigen la sociedad. Ninguna de estas dos estaba en la visión de Calvino. Al contrario, su visión era la de una república, que es a la vez teocrática y teonomica. Calvino no insistía, sin embargo, en que toda la Ley Mosaica debería ser implementada.
En cuanto al balance en el poder político Calvino dijo que la tiranía es el demonio que arruina el estado, en su afán de poseerlo. La tiranía es una amenaza siempre y cuando el poder este en las manos de una minoría. Para él, el poder incontrolado, es poder injustificado, puesto que él creía que muy a menudo el poder, especialmente el poder absoluto, corrompe a los que lo sostienen.
Calvino mostro el riesgo de estregarle el poder a una persona o a una minoría; por lo tanto él defendía un “sistema compuesto por la aristocracia y la democracia.” McNeill creía que la referencia de Calvino a “el gobierno de personas principales” no se refiere a un linaje aristocrático, sino a aquellos elegidos por sus conciudadanos.
La presencia de cualquier casta hereditaria en el gobierno es un quebrantamiento de la libertad. Ni los jueces se escapan a este veredicto.
En sus predicaciones rechazo las autoridades civiles en Inglaterra y Alemania, diciendo que Henry VIII, al auto-nombrarse como la cabeza de la iglesia era una “blasfemia.” Nunca debieran los príncipes en Alemania “llegar a ser autoridades supremas tanto en la doctrina como en todo el gobierno espiritual,” sino lo mejor es que ellos apoyaran la iglesia, usando su poder temporal.
El pensamiento del absolutismo estaba presente en los escritos tanto del Renacimiento como en los de la Reforma. Los Reformadores tuvieron que luchar con los proponentes del absolutismo quienes rechazaban el pluralismo reformador, y preferían el creer en un solo Dios, un rey, un credo, y una ley.
En cuanto a la relación ciudadana y el gobierno, Calvino, a pesar de la forma particular de gobierno, en el punto de vista de Calvino, todos los súbditos del estado son responsables de obedecer, sino porque ellos muestran obediencia a Dios mismo, puesto que el poder de un gobernante viene de Dios.”
Calvino exhortaba a sus lectores a aceptar que los príncipes malos son el resultado del juicio divino que visita a los gobernados como un castigo por su desobediencia.
Calvino nunca promovió la revolución puesto que los gobernantes, buenos o malos, son colocados por la providencia de Dios. Es el deber y responsabilidad de los magistrados populares el de proteger a la gente de los reyes irresponsables. Calvino aplaudía las narraciones épicas de Esparta, las demandas de Atenas y los tribunales de Roma como modelo de este principio. ¿Porque que es un Rey, Reina o Emperador comparado con Dios? Por lo tanto nosotros justamente concluimos, como es ordenado por Dios, que un Rey o Gobernante escogido sobre nosotros para gobernar debe buscar el honor y la gloria, y el hacer cumplir la ley de Dios. Pero si ellos abusan del poder exaltándose por encima de Dios y de sus hermanos, haciéndose a sí mismos como dioses, y oprimen a sus gobernados y abusan de la riqueza del país: entonces ellos no deben ser obedecidos en ley alguna con que pretendan gobernar.
La razón por la cual debemos someternos a los magistrados es porque ellos estas sujetos a la orden de Dios. Porque es el agrado de Dios gobernar de esta forma al mundo, el que intente invertir el orden de Dios, y por lo tanto resistir a Dios mismo, este menosprecia el poder de Dios; el menospreciar la providencia de Aquel que es el fundador del poder civil, es entrar en guerra con El. 95 Aunque la corrupta administración del poder terrenal civil este confuso o pervertido, el Señor aun continua teniendo a los hombres bajo sujeción. Pero cuando el gobierno espiritual se degenera, las conciencias de los santos esta libre y por lo tanto no se les obliga a obedecer a una autoridad injusta; especialmente los enemigos de la santidad, quienes son malos y profanos y que pretenden falsamente el titulo sacerdotal, quieren destruir la doctrina de la salvación.
Sobre la relación entre el gobierno y Dios, el reformador se opuso a la idea de extender el Cristianismo a través de la espada.
Aunque reyes que temen a Dios defienden el reino de Cristo con la espada, esto es hecho en diferente manera de aquella en que reinos terrenales son ganados para ser defendidos; porque el reino de Cristo, siendo espiritual, debe ser establecido sobre la doctrina y el poder del espíritu. Pero de todas maneras esto no debe detener a los príncipes de defender el reino de Cristo.
Ninguna de las políticas del Consistorio era socialista. Diferentes a los Huteristas, quienes aplicaban el principio del amor a la propiedad privada común, bajo la teoría política de Calvino la propiedad privada y los negocios eran regulados de acuerdo a la interpretación de las Escrituras aplicadas por el Consistorio.
Calvino, el hombre de su día, se aproximó a la ley, los asuntos públicos, y las ciencias políticas desde unas presuposiciones muy diferentes a las democracias contemporáneas. El no hizo la distinción entre religión y vida personal. Religión es la totalidad de la vida, y la totalidad de la vida es religión.
Calvino no vio la política desde la perspectiva del dualismo Kantiano- las realidades pneumo y fenomenológicas están sujetas a la ley de Dios, un monismo santo. El no construyo su pensamiento bajo las premisas del dualismo sacro/secular que caracteriza los valores culturales prevalentes de hoy. Aunque las premisas de Calvino parezcan fuera de moda hoy, su rechazo a la tiranía, amor por un gobierno limitado, y su pasión por la justicia son valores que no deben ser olvidados.
Juan Calvino, Instituciones de la Religión Cristiana, Arnold, A van Ruler.Calvinistic Trinitarianism and Theocentric Politics- Essays Toward a Public Theology. trans. John Bolt Lewiston, NY: Mellen, John T. McNeill, “Calvin and Civil Government,” in Readings in Calvin’s Theology, ed. Donald McKim (Grand Rapids: Baker, 1984), 273. McNeill, “Calvin and the Civil Government,” 268